tragedia Ana cecilia.

 

Eran las once de la noche del 8 de agosto de 1937 y todo marchaba aparentemente normal en la piragua “Ana Cecilia”. Con más de doscientos pasajeros abordo, en vez de 100 que era su cupo oficial, por la negligencia del celador del resguardo marítimo quien puso el visto bueno a la lista de pasajeros que le presentó el Capitán de la nave, Arturo Soto y en donde apenas declaraban 102 pasajeros, teniendo que haber chequeado, personalmente, el número real de pasajeros que viajaba. Allí estuvo el origen de la tragedia que, según los datos de la época, pasaron de cien los muertos, ahogados o desaparecidos.

La segunda razón de esta tragedia en la decisión de un grueso grupo de pasajeros, paleteados, que en un momento dado del viaje, y que para disfrutar mejor del paisaje nocturno del lago, resolvió desplazarse del sitio en que venían para otro y así se produjo un violento desnivel en el equilibrio de la nave que soportaba el sobrepeso en las horas anteriores a la tragedia pero que, al instante mismo de producirse ese desplazamiento de carga humana, cosa que el mismo Capitán Soto ordenó que no lo hiciesen, la embarcación dio un violento vuelco y aquella carga humana se precipitó como un bólido a las profundidades oscuras del Lago, en medio de gritos desgarradores, lamentos que el agua se tragaba. En fracciones de segundo, la alegría reinante en la piragua, aquel bullicio de hombres y mujeres y niños, ante la proximidad del atraque, se convirtió en una de las tragedias más horribles en la historia del Zulia.


En medio de esta tormentosa situación, una madre que había caído al agua, después de nadar un largo rato, faltaban sus dos pequeños hijos, se lanzó al agua, buscando el sitio de la tragedia. Nuevamente la rescataron y recuperada su conocimiento y fuerzas físicas, nuevamente se tiró al agua, desesperada para buscarles, sin que nadie pudiese entenderla.


Esta heroica mujer murió ahogada. Sus dos hijos habían sido rescatados vivos y se cuenta que ellos, jamás se desprendieron del retrato de su madre que dio su vida tratando de salvar la de sus dos hijos.

Otro de esos Hereos anonimos fue Jose Maria Calixto estubo en esa embarcación y pudo salvar varias vidas debido a sus dotes de buen nadador. Fue quien avisó a los pescadores de lo ocurrido haciendo con su silbato la clave Morse y ayudo también en la tarea de rescate de cadáveres.

José María Calixto fue condecorado por La Federación de Boy Scout de Venezuela con 4 medallas de Honor por su acto de Heroísmo, una de esas medallas es la Cruz de San Jorge (patrón del excultismo). Uno de los más grandes Honores que puede recibir un Boy Scout, y que en Venezuela es el unico que lo ha recibido.

 Ese domingo 8 de agosto de 1937 siempre será recordado por esta dolorosa tragedia en la que perdieron la vida más de cien personas, trabajadores y comerciantes.

 
 
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